La fresa es una planta herbácea perenne que pertenece a la familia de las rosáceas. Toda la planta – bayas, hojas, tallos y raíces – tiene propiedades medicinales. Las fresas contienen una gran cantidad de vitaminas, minerales, ácidos, y también contienen pectina, mucha fibra, aceites esenciales, taninos y antocianinas. Las fresas y toda la planta (hojas, tallos y bayas) se recolectan en verano. Las propiedades más beneficiosas se encuentran en las hojas de la fresa durante la floración.
Las fresas se consideran un antioxidante natural. Su consumo regular ayuda a ralentizar el proceso de envejecimiento. Tiene un excelente efecto tónico y, por su alto contenido en vitamina C, mejora la inmunidad y fortalece el organismo. También es eficaz en caso de carencia de vitaminas, anemia, hipertensión, aterosclerosis y ayuda a mejorar el sueño y el metabolismo.
Esta baya tiene un buen efecto diurético, diaforético y colerético, y normaliza la función hepática. Las fresas se utilizan en el tratamiento de diversas enfermedades víricas, infecciones intestinales, asma bronquial y diabetes mellitus. Las fresas también ayudan a recuperarse tras una enfermedad grave o una intervención quirúrgica. La pectina de su composición estimula la digestión, mejora el apetito y ayuda a eliminar sustancias nocivas del organismo.
Las decocciones e infusiones de bayas se utilizan para mejorar el tono corporal y tratar enfermedades femeninas. La baya es muy útil para el acné y la piel grasa, ya que tiene un potente efecto antiséptico y calmante.
