La composición de las flores de siempreviva ayuda a tratar enfermedades del hígado, la vesícula biliar, el estómago y los riñones. Esto se debe a sus propiedades coleréticas, analgésicas, antibacterianas, hemostáticas y antiinflamatorias.
La principal propiedad terapéutica de las flores de siempreviva es su capacidad para aumentar la secreción de bilis. Los compuestos esteáricos que contienen las flores contribuyen a ello: se desinfectan los conductos biliares, se regula la actividad funcional del estómago y no se irritan los riñones. Por eso las flores de alcaravea son uno de los componentes del té colerético.
Por su capacidad para estimular la excreción biliar, estas flores son indispensables en caso de inflamación renal, cistitis, ictericia, diabetes y arteriosclerosis. El uso de infusiones de flores de siempreviva se recomienda para la colelitiasis. El efecto antimicrobiano de estas flores se explica por la presencia de arenarina, un antibiótico que afecta y destruye las bacterias.
Las flores de siempreviva también son útiles para mejorar la digestión de los alimentos, ya que ayudan a mejorar el funcionamiento del estómago y normalizan la secreción de enzimas digestivas. Por ello, esta planta se utiliza en el tratamiento de la gastritis, la pancreatitis y el estreñimiento atónico. Gracias a sus compuestos flavonoides, el extracto de flor de siempreviva ayuda a aliviar los espasmos intestinales.
Para las enfermedades de la piel, como alergias y eczemas, se utiliza el aceite de flores de siempreviva porque tiene propiedades antisépticas y cicatrizantes.