La malva morisca tiene valiosas propiedades curativas, y todas las partes de la planta se utilizan con fines medicinales. La composición química de la planta contiene un gran número de compuestos mucosos y tánicos, vitamina C, caroteno y azúcar. Además, las flores de malva contienen colorantes malvina y malvidina.
Debido a sus eficaces propiedades expectorantes y suavizantes, la malva morisca se utiliza con mayor frecuencia en el tratamiento de enfermedades de las vías respiratorias superiores, ya que reduce la irritación, la reacción inflamatoria y debilita por reflejo la secreción de las glándulas bronquiales. También se utiliza para diversas enfermedades de la garganta.
Utilizando medicinas de esta planta medicinal, se pueden tratar con éxito úlceras, quemaduras, diversas formas de dishidrosis y una serie de enfermedades dermatológicas. Por ello, se utiliza en cosmetología médica para restaurar la epidermis y prevenir las erupciones pustulosas. Se prefieren las flores de malva porque contienen más azúcar, vitamina C y caroteno que las hojas.
La malva contiene una valiosa sustancia viscosa que envuelve todas las terminaciones nerviosas, protege las fibras tisulares de los agentes irritantes y alivia la inflamación. Gracias a ello, los productos medicinales de la malva morisca se recomiendan para diversos procesos inflamatorios del estómago y los intestinos. Además, el mucus de la planta tiene importantes propiedades de adsorción que reducen la intoxicación.
La planta se utiliza a menudo en forma de compresas, lociones de lavado y enjuague para enfermedades de la piel. La medicina de la malva alivia el picor, cura heridas, quemaduras y úlceras. Los baños con hojas o flores de malva cocidas al vapor ayudan incluso en caso de agrandamiento del bazo.
