La caléndula tiene un marcado efecto antiinflamatorio, antimicrobiano, antivírico, cicatrizante y antiagregante; ayuda a mejorar los procesos de regeneración; activa la secreción de jugos gastrointestinales; estimula la formación y secreción de bilis; tiene un efecto relajante y antiarrítmico. También muestra actividad en la prevención del cáncer. La caléndula ha demostrado una gran eficacia como agente antivírico contra la gripe de tipo A y A2, y también ha demostrado la capacidad de inhibir la reproducción de los virus.
La caléndula tiene propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y antimicrobianas. Presenta actividad antiviral, acelera los procesos de regeneración, previene la formación de cicatrices en el lugar de la lesión, estimula la producción de secreciones hepáticas y biliares, tiene efecto antiespasmódico y disminuye la tensión arterial.
El uso interno de la infusión de caléndula se incluye en el tratamiento complejo de la gastritis erosiva, la enterocolitis, la colitis y la úlcera péptica. En caso de enfermedades del hígado y del sistema biliar, la caléndula funciona como agente colerético.
Los enjuagues bucales con infusión de flores de caléndula son eficaces contra la tos y las enfermedades inflamatorias de las vías respiratorias superiores. Se utiliza para el dolor de garganta, la laringitis, la estomatitis, la gingivitis y las enfermedades periodontales.
En medicina popular, la infusión de caléndula se utiliza como sustituto del té para niños con raquitismo infantil e ictericia. Esta infusión también es útil para los trastornos estomacales. Las flores y hojas de caléndula se incluyen en remedios oculares para lesiones purulentas.